miércoles, 10 de septiembre de 2008

Un retrato robot de la sociedad alemana



La sombra de la Historia es particularmente alargada en Alemania, de una forma tanto positiva como negativa, y cada día en este país es una lucha por sobreponerse a los estigmas del pasado reciente.
A continuación se exponen algunos de los valores sociales más extendidos y que configuran la idiosincrasia alemana, su herencia. Total, no es más que una mala justificación de por qué un tipo como yo no ha encajado del todo en este país, pero no se lo digas a nadie...:
  • Obsesión por la seguridad: Se trata de uno de los rasgos más determinantes del carácter alemán. Después de todas las incertidumbres y vaivenes -políticos, sociales y económicos- de la década de los 50 del s.XX, el alemán ha desarrollado un apego muy poderoso por la sensación de estabilidad. Eso le convierte en un pésimos corredor de riesgos, en alguien que insiste en mantener el control hasta un punto cuanto menos razonable, subrayando que lo que los alemanes entienden por razonable casi siempre parece irracional a los ojos de un español. El alemán es una persona poco proclive al cambio, a mover las cosas de sitio y que adopta una actitud arrogante en situaciones que le resultan incómodas. Esta arrogancia -que denuncian particularmente británicos y franceses- toma cuerpo cuando se siente inseguro, "sobreactuando" hasta que parezca que es capaz de recuperar la iniciativa y sobreponerse a la ausencia de estabilidad. El mayor de sus temores es el de un futuro incierto. Ante un trabajador freelance o autónomo, el alemán reacciona con displicencia, dudando de su éxito a largo plazo.
  • El futuro está muy cerca: Ninguna otra sociedad trata tanto de despejar dudas en cuento al futuro, ni pone más empeño en planificar y asegurar al máximo detalle. ¿Cuando hay que empezar a planear algo? Ahora. El alemán sabe que las cosas pueden torcerse terriblemente a mal, por lo que no preocuparse de todo y en todo momento ya es un motivo de preocupación.
  • Expertise: La alemana es una sociedad que exige al trabajador una altísima cualificación, y que bromea constantemente a costa de la supuesta incompetencia de ingleses y franceses. Incluso cuando uno realiza algo tan simple como comprar en una panadería de Alemania, sabe que este ha sido realizado por un maestro de indudables formación y capacidad.
  • Ni pedigüeños ni prestadores: Pedir cosas prestadas o prestar, dado el caso, no entran dentro de las situaciones en las que un alemán se siente cómodo. No importa el valor. Pocas veces te pedirá algo prestado, y esperará que tú hagas lo mismo. No obstante, llegado el momento, es fundamental asegurarse de devolver el objeto en unas condiciones al menos tan buenas como lo recibiste.
  • Un santuario en casa: Tan importante como su propia piel es, para el alemán, su hogar. En un país en el que en el pasado la gente podía ser desalojada en mitad de la noche, en el que su casa podía resultar completamente devastada de un día para otro, la esfera privada que otorga el hogar es enormemente valiosa. Presentarse en casa de alguien sin anunciarse previamente siempre es interpretado como una falta de respeto.
  • Compromiso con el medio ambiente: La sociedad alemana teme especialmente los efectos que puede acarrear la destrucción de la naturaleza. El tercer partido político, y miembro de la coalición gobernante, son Los Verdes (Die Grünen).
  • Orgullosos de sus vehículos: apoyarte en el coche de alguien es como sentarse sobre su hijo o su perro deliberadamente.
  • Compartimentar el tiempo: hay un tiempo específico para todo. En el trabajo se trabaja, en las horas de ocio se descansa. No respetar esta separación contribuye al desorden y, por tanto, a la inestabilidad.
  • Cada cosa tiene su lugar: Cambiar algo de sitio no es una maniobra bien acogida.
  • Absoluta franqueza: Mientras en otras sociedades está bien visto elegir las palabras cuidadosamente, en la alemana se valora la sinceridad, incluso cuando esta puede ser ofensiva. Las cosas, por su nombre. Cuando cometas un acto criticable, por error u homisión, descuida que el alemán se ocupará de que no te pase desapercibido. Esto nos lleva a la siguiente característica.
  • Credibilidad y fiabilidad: Los americanos tienen la necesidad de sentirse queridos por el resto del mundo, aunque en ocasiones no lo parezca. Por su parte, los alemanes necesitan sentirse fiables. Su credibilidad les precede.
  • Agresividad e impaciencia: El trato teutónico se manifiesta cuando un alemán exige algo. En ocasiones lo hará con una impaciencia palpable, que otros podemos tomar como agresiva.
  • Racionalismo:Racionalistas irredentos, los alemanes no entienden que los mediterráneos nos dejemos llevar por pulsiones pasionales en la toma de decisiones. Su juicio es determinantemente empírico. El uso de argumentos emocionales en una discusión siempre es visto con desdén. Sentimentalismos no, gracias.
  • Arriba el destape: Un aspecto interesante es la aceptación pública de la desnudez, en revistas, saunas, playas, paseos fluviales y parques. Además, la prostitución es legal en la mayor parte de las ciudades, aunque controlada y limitada a ciertas áreas. Publicaciones semi-serias, como Stern o Bild, recurren a desnudos en sus portadas de forma haitual. La desnudez es obligatoria en ciertas partes de las saunas públicas. No es extraño ver a mujeres tomar el sol en topless en lugares públicos tales como parques.
  • Ante el consumo de drogas: el consumo de drogas blandas no está penalizado en caso de consumo personal desde 1994. En algunos Estados se detecta incluso cierta tolerancia, tal como ocurre en las ciudades de Berlín, Hamburgo y Frankfurt. Por contra, en Baviera y la Baja Sajonia las autoridades no son tan permisivas. A mediados de los 90, en Norte de Renania-Westfalia se toleraba la posesión de pequeñas cantidades de heroína y cocaína.
  • La religión, para casa: Los dos grandes partidos alemanes se declaran "cristianos", pero la religión tiene muy poco espacio en la vida pública. Las creencias personales casi nunca son tema de conversación. Al contrario que en muchos otros países, la separación entre Iglesia y Estado no se ha llevado a cabo de manera legalmente estricta, y es porque ni siquiera se considera necesario.
  • Ley y orden: Los alemanes son escrupulosos en el cumplimiento de la ley, a años luz de los españoles. Los castigos tienden a ser severo.
  • Juerguistas y vocingleros: Sólo hace falta pasarse un viernes por el centro de Düsseldorf...

2 comentarios:

A. Rómar dijo...

Acojonante el análisis.

Nene, cuida la hortografía y la gramáticas. Que nos jugamos el pan.

Ya pronto.

Javi dijo...

Ya sabes. Cojo carrerilla y se me pira. Un abrazo