domingo, 14 de septiembre de 2008

El "Stadterhebungsmonument" de Düsseldorf

En una de las esquinas de la Burgplatz de Düsseldorf, frente al bastión y junto al puente sobre el río Düssel, hay un atípico monumento que recuerda la fundación de la ciudad. La escultura evoca varias escenas históricas que tuvieron lugar en el siglo XIII, en el marco de la batalla de Worringen (1288 d.C.) que enfrentó al arzobispado de Colonia y el duque de Limburg contra el ducado de Brabante y el conde de Berg (señor feudal de la villa de Dusseldorf). La contienda se resolvió del lado de Brabante cuando Berg hizo prisionero al arzobispo, que ya no pudo oponerse al desarrollo de la incipiente urbe.

El conjunto, que es curvo y se adapta a la propia esquina de la plaza, muestra (de izquierda a derecha):
  • Un monje. El ducado de Berg no llevaba caballeros a la batalla, sino campesinos armados con horcas y picas, sin experiencia militar y escaso ardor guerrero. Se dice que la presencia de monjes dominicos fue determinante en la moral de la tropa y la suerte, que viró del lado de Berg en el momento crucial de la batalla. No se cumplió la máxima de Napoleón de que “Dios ayuda a quien más cañones tiene.”


  • La muerte. Los cuatro jinetes del Apocalipsis, junto a unos tambores de guerra, son una representación de la guerra como “danza macabra”. Jinetes y monturas tienen aspecto cadavérico bajo los yelmos. Algunos dicen que el monje está tratando de detener a los caballeros. Personalmente, comparto esta teoría.


  • Dos brazos con sendas monedas sobre un tratado. Pertenecen al conde Adolfo V de Berg y a su mujer, pagando por los privilegios que daban a Düsseldorf el estatus de Platz el 14 de agosto de 1288. El tratado original se ha perdido, pero ha podido recuperarse a través de tres copias conservadas.
  • El amanecer de la ciudad. Representado en redes de pesca y cajas llenas de frutas. Düsseldorf sería, a partir de entonces un importante núcleo comercial. El tratado permitía a la ciudad celebrar mercados semanales y dos grandes ferias anuales, en primavera y en otoño.
  • Los Papas Nicolás IV, León X y Pablo VI, cuyos decretos multiplicaron el peso de la religión católica sobre la vida de la ciudad. El último elevó la iglesia de Düsseldorf a la categoría de basílica. Finalmente, otro monje cierra el conjunto.

Quizá lo más relevante es que no se trata de un homenaje al vencedor, ya que no se celebra su orgullo frente al vencido. Una encuesta reciente señala que la mayoría de los visitantes interpreta la primera escena como un rechazo a la guerra y la segunda como la esperanza en un futuro mejor para la ciudad. Ninguno de los encuestados recordaba el nombre el autor. Es obra de Bert Gerresheim y fue instalada en 1988.

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2 comentarios:

A. Rómar dijo...

Creo recordar el lugar desde una terraza, de noche, con un ruso blanco en la mano. Había gente que se perdía tras esa esquina para volver poco después y pensamos que quizá vendían drogas al otro lado.

¿Fue así?

Creo también que por entonces no estabas tan bien informado. A ver si le vas a pillar el punto a la ciudad a última hora.

¿O es que te estás despidiendo?

Javi dijo...

Buena memoria. Cierto, un ruso blanco. Sigo sin saber si venden drogas, pero encontré un garito gótico que le hubiera gustado a Judith. Y sí, he tenido que informarme un poco. Que le follen a esta ciudad, ya me ha dado lo que tenía que darme. ¿Las despedidas? Rápidas e indoloras. En breve, ruso blanco en La Latina.